Así me enseñaron en mi casa. Si no había libros ni platicas filosóficas, sí había televisión para ver deportes, y yo desde los tres años fui al Club a hacer gimnasia olímpica. Entrenarse es vivir. Despertarse por las mañanas, casi de madrugada, para salir a correr al Bosque de Tlalpan es salud mental. Eso me enseñaron. Eso hace mi familia de doctores y enfermos. Hacen deporte. Todos. Cada uno de ellos. Mi abuelo nadó hasta los 88 años. Mis tíos fueron campeones de frontenis, mi madre es campeona de tenis de veteranos nacional igual que mi tío, doctor. Pero otros tíos no lo fueron tanto y también están más enfermos. O murieron ya de esclerosis múltiple, o están en sillas de ruedas, o están viejos, o son religiosos, o simplemente prefieren la mecánica a la corredera.

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