Una vez casi nos lleva la policía porque estábamos besándonos en la vía pública. Así que también me ponía nerviosa cuando teníamos que hacer eso. Mi papá, con todo y su enfermedad, controlaba todos mis movimientos: con quién salía, a qué hora llegaba, a dónde iba y con quién iba a estar. Tenía libertad, pero nunca la que yo necesitaba para explorar mi sexualidad. /