Cuando caminábamos por el Museo del Prado los vi, eran monstruos. Quizás eran mis parientes. A veces he sentido que vensí mi alma al diablo. Será que algunos somos hijos de la oscuridad. Y México es realmente un inframundo vivo. Los muertos caminan entre los vivos. Tal vez nacemos en esta tierra porque somos hijos del averno. Algo así. Entre Goya y Pedro Páramo hay muchas conexiones; entre Galicia, Picasso y mi locura, estuvo siempre un italiano/